¿Qué es?

Se trata de la inflamación de el periostio, membrana que recubre los huesos. La más común es la que se produce en los corredores en la zona tibial.

El periostio posee dos capas una externa que nutre y da sensibilidad el hueso, y la interna, que se encarga de renovar la estructura de los huesos.

Nos centramos en la tibial, por ser de las que más atendemos en consulta, y muy en auge por el aumento de personas que hacen running.

Los pacientes suelen referir dolor en la cara antero-interna de la tibia, suelen referir sensación de tener un cardenal en la zona.

La sintomatología de la periostitis tibial tiende, por norma general, a aparecer en pleno desarrollo de la actividad física como un leve dolor o quemazón que irá aumentando progresivamente conforme lo haga el esfuerzo.

Cuando al dolor se le añade una tensión muscular excesiva, el deportista se verá obligado a cesar el desarrollo del entrenamiento al sentir rigidez y calambres en la zona con el simple apoyo de los pies en el suelo.

En la exploración encontraremos una serie de puntos de dolor muy localizados en la cara anterointerna de la tibia.

¿Qué la produce?

No suele existir una causa única, como en muchas patologías, por lo que debemos analizar al paciente de manera global, para abordar las causas que hayan podido producir dicha inflamación.

Aunque haya que analizar más causas podemos describir las más comunes:

• Sobreentrenamiento: un esfuerzo excesivo durante tiempos prolongados.
• Falta de descanso: ya que eso produce sobrecargas musculares.
• Terreno de entreno: la dureza del terreno o entrenar cambiando mucho de terreno puede facilitar su aparición.
• Calzado inadecuado: ya sea por gastado o inadecuado para el corredor, ya que afecta la pisada, un buen estudio de la pisada puede ayudar a prevenirla.
• El peso: a mayor peso mayor presión de las estructuras musculares y óseas.
• Biomecánica: cualquier anomalía en la alineación ósea de los pacientes pueden favorecer la aparición de periostitis, valgo de rodilla, flexión de cadera etc.

El diagnóstico por la historia y la palpación del paciente suele ser suficiente para confirmar la presencia de la periostitis.

Por lo que, por norma general, no es necesario realizar pruebas complementarias, pero con la radiografía podríamos intuirla, con la ecografía podríamos verla y con la resonancia la confirmaríamos con seguridad.

Tratamiento

Lo primero, como siempre, es identificar las causas que la han producido, así podremos acabar antes y mejor con la periostitis.

Un análisis de la pisada ayuda mucho para que la mejoría sea duradera en el tiempo, sobre todo para poder repartir las cargas mejor.

Si el paciente tiene sobrepeso, lo mejor es que cambie de ejercicio o baje la carga de los ejercicios que está realizando en ese momento.

La sabiduría popular de los runners les lleva a aplicar hielo en la zona, para mejorar la inflamación, no está mal pero es un alivio momentáneo; y la aplicación no debe de ser superior a 20 minutos.

Los fisioterapeutas además de buscar las causas principales podemos hacer terapia manual de la musculatura que produce la periostitis, la EPI sería una técnica de elección, la neuromodulación del nervio tibial da muy buenos resultados.

Por supuesto el pautar ejercicio terapéutico mejorará la situación del paciente, y le permite estar activo y trabajar otras zonas del cuerpo y adaptar la carga, para no seguir aumentando su dolor.

También podríamos realizar vendajes para mejorar y poder realizar la práctica deportiva.

Lo que solemos recomendar en consulta es:

• Descansar de las actividades que pueden producir tensión en la zona, o adaptar la carga.
• Programar periodos de descanso de la zona afecta para permitir su recuperación.
• Someterse a un estudio de la pisada, por parte de un podólogo, para valorar la necesidad de plantillas.
• Usar calzado adecuado para la practica deportiva.
• En el caso de los runners, buscar recorridos sin muchos cambios de suelo, y priorizar el suelo blando al asfalto.

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